Semana Santa es
la época de las torrijas pero la verdad es que cualquier momento puede ser
oportuno para este gran dulce. Las versiones son casi tantas como localidades
españolas pero a mí me gustan más las que se hacen en leche y se fríen. En vez
de cubrirlas con sirope o miel prefiero espolvorear azúcar y un poco de canela.
Ingredientes para 8 personas
Una barra de
pan (del día anterior)
3 cucharadas de
azúcar
2 o 3 huevos
1 cucharada de
azúcar para espolvorear
1 rama de
canela
1 cucharadita
de café de canela en polvo
1 litro de
leche entera
La piel de 1
naranja
Aceite de
girasol para freír
Manos a la obra
En una cazuela
baja poner la leche, la piel de naranja, la rama de canela y el azúcar a
calentar a fuego lento hasta que esté a punto de hervir. Es mejor calentar la leche a fuego lento para que coja el sabor de la canela y la naranja. Apagar el fuego.
Cortar el pan
en rodajas de un dedo de grosor y en diagonal.
Preparar una cadena de montaje: rodajas de pan, leche caliente, huevos batidos y sartén para freírlas.
Poner las
rodajas de pan en la leche durante un par de minutos para que empapen. Darles la vuelta para que se empapen por los dos lados.
Escurrir un poco y pasarlo por los dos lados por huevo batido.
Freír en aceite
de girasol abundante a 170 grados, bastante caliente pero que no eche humo. Dorar por los
dos lados.
Sacar y
escurrir en papel de cocina. Poner en una
fuente. Mezclar una cucharada sopera de azúcar con una cucharadita de café de
canela Espolvorear por encima. Servir
a temperatura ambiente. Se pueden servir con un poco de helado de vainilla.
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