Esta receta es una buena opción para el verano, cuando hay gran variedad de fruta colorida y hace calor. Se necesitan tres elementos: la base, el relleno y la cobertura de fruta. Para la base he utilizado masa sable que se puede comprar en cualquier supermercado. El relleno es una crema pastelera hecha con maicena para que quede espesa y no se derrame a la hora de cortar. Para la fruta he elegido fresas, kiwis y 2 tipos de arándanos pero se puede utilizar la fruta que te apetezca. La base y la crema pastelera se pueden hacer con antelación pero la fruta hay que montarla antes de servir para que no se estropee.
Ingredientes para 8 personas
1 base de masa sable
Fruta para la cobertura
Para la crema pastelera:
200 gr de nata (una cartón pequeño)
200 gr de leche entera
75 gr de azúcar
30 gr de maicena
1 rama de canela
La piel de 1 limón
3 yemas de huevo
Manos a la obra
Se extiende la masa sable y se coloca sobre un molde engrasado y enharinado. Mejor utilizar un molde desmontable. Se ajusta al molde y se recortan los bordes.
Se pincha la base con un tenedor. Se hornea a 220 grados durante unos 10 minutos, cuando se ponga un poco dorado. Sacar y dejar reposar.
Para la crema pastelera poner en un cazo la nata, la leche, la rama de canela, la piel del limón, el azúcar y las yemas batidas. Calentar a fuego lento dando vueltas.
No dejar de dar vueltas a medida que va calentando. Cuando rompa a hervir, añadir la maicena disuelta en un poco de agua fría (el agua justa para que la maicena se disuelva). Dar vueltas ya que espesará rápido. Dejarlo a fuego muy bajo un minuto sin dejar de dar vueltas.
Volcar la crema pastelera en la masa sable. Dejar enfriar.
Lavar y cortar la fruta según tus gustos y empezar a decorar.